La leyenda mas famosa cuentan que allí, disfrutando de aquel paradisíaco lugar vivió una pareja: un hambre y una mujer. El hombre nunca trabajaba. La mayoría del tiempo permanecía acostado en una hamaca donde se mecía impulsándose con el pie de uno de los horcones del rancho.
Las leyendas que giran en torno a la Quebrada de Leña evocan un pasado mágico, donde los espíritus de la naturaleza danzaban al compás del viento y las aguas. Para los pueblos originarios, este lugar no era simplemente una fuente de agua; era un santuario que conectaba lo terrenal con lo divino. Las historias de amores imposibles, guerreros valientes y deidades que habitaban entre las rocas y la vegetación han perdurado, alimentando la rica tradición oral de la región.
Así, la Quebrada de Leña sigue siendo un emblema no solo para Píritu, sino también para todos aquellos que reconocen la fuerza de sus aguas y la profundidad de sus leyendas. Es un recordatorio constante de la interconexión entre la historia, la cultura y la naturaleza, un legado que perdura en cada gota que fluye y en cada verso que se entona
Década de los 60: Fundación del Movimiento Conservacionista de Píritu
A mediados de la década de 1960, el municipio de Píritu, especialmente la Quebrada de Leña, comenzó a enfrentar serias amenazas ambientales que llevaron a la creación del Movimiento Conservacionista de Píritu. Este movimiento surgió como respuesta a la creciente preocupación por la protección de la quebrada y sus recursos naturales. Con un enfoque en la preservación del medio ambiente, el movimiento aún persiste, simbolizando la resistencia comunitaria ante la explotación ambiental.
Década de los 70: Degradación Ambiental y Conciencia Colectiva
La década de 1970 fue crítica para la Quebrada Tucuragua, la cual experimentó una severa degradación debido a las actividades agrícolas intensivas. Esta quebrada, conocida por su atractiva cascada y rica historia, se contaminó gravemente por materia fecal proveniente de la Finca Choro, llevando eventualmente a su desecación. En este contexto, iniciativas como la charla conservacionista impartida por la maestra Sobeyda Jiménez de Ochoa (la meñequera ) en 1975 se convirtieron en vitales para aumentar la conciencia sobre la importancia de proteger estos ecosistemas. El primer cronista de la ciudad, Humberto Gallegos Castillo, también desempeñó un papel esencial al comunicar los riesgos asociados con la intervención humana en la quebrada mediante diversos medios de comunicación.
Década de los 80 : Alerta y Activismo Ambiental
Los años 80 marcaron un periodo de alarmantes evidencias sobre la contaminación de las aguas de la Quebrada de Leña. En 1980, se llevaron a cabo los primeros análisis que revelaron altos niveles de elementos contaminantes. La Federación Campesina de Venezuela, en 1982, emitió un comunicado que reflejaba la gravedad de la situación y denunciaba la intervención destructiva en la quebrada. La deforestación se intensificó a lo largo de la década, con la Finca Choro continuando su proceso de contaminación. En 1986, el comisionado del Ministerio del Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables, José Luis Arocha, presentó un informe sobre la situación crítica de la Quebrada de Leña, lo que llevó a la Cámara de Diputados a pronunciarse al respecto. Sin embargo, las acciones de los ambientalistas, aunque constantes y visibles en los medios, no lograron revertir la tendencia destructiva.
Década de los 90: La Lucha por la Sustentabilidad y la Desaparición de Recursos Naturales
En los noventas, el impacto ecológico en el municipio de Esteller se intensificó. Aumentaron las deforestaciones, lo que resultó en la pérdida de innumerables cuerpos de agua y un deterioro irreversible en la calidad del entorno natural. A pesar de los esfuerzos persistentes de los activistas ambientales para proteger los recursos naturales, los daños continuaron, evidenciando la fragilidad de los sistemas ecológicos frente a las actividades humanas. La inminente desaparición de la Quebrada de Leña se convirtió en un símbolo de la lucha más amplia por un futuro sostenible en la región.
en lo que va de siglo XXI. Muy pocas las zonas boscosas y las corrientes de agua que aún perduran pero propensas a extinguirse por las acciones de depredadores ambientales. De estos perjuicios no escapa la Quebrada de Leña, considerada por los piriteños patrimonio natural por la utilidad a las comunidades y por ser sitio de recreación y esparcimiento por muchos años, incluso a los primeros pobladores de Choro y Píritu. Sin embargo, pese a las constantes denuncias que generaron supuestos correctivos, hasta el día de hoy, no se cumplieron. Si de tala se trata y la solución es replantar las áreas afectadas, tendríamos que esperar más de treinta años para que estas especies tengan un tamaño adecuado y cumplan con las funciones vitales de protección. Para ese entonces, la quebrada y sus nacientes habrían desaparecido. Particularmente pienso que todavía hay tiempo de salvar a la Quebrada de Leña, nuestro patrimonio de identidad natural. Alirio Ramón Acosta, cronista oficial del municipio Esteller


















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